lunes, 7 de abril de 2014

No debí pedir algo así







Quizás no debí pedir algo así.
 Porque hay cosas que no deben pedirse,
Que tienen que ser libres.
Y dejarse venir, si procede,
garabateando cordones de veredas
o dejándose llevar por la corriente
de un charco,
un arroyo cristalino
o un océano.
Da lo mismo.
Ya sabes:
las incógnitas de los espacios.
Ésos que no saben casi nunca
qué hacer con nosotros.
Dónde ubicarnos.
Si después del signo de interrogación
O del punto aparte.
Y mientras tanto,
Yo aquí, en esta brecha de tiempo,
En este almácigo improvisado
Donde tus semillas y las mías
Germinan libremente.
Sin incomodarse.
Sin condicionarse.

Lo dicho: quizás no debí pedir
Y mucho menos algo así.
Porque las lianas 
vinieron a atar mis manos
a tu carro triunfal
y mis piernas
a tus pisadas heterodoxas,
y yo no sirvo para improvisar tanto.
Simplemente, no tengo pasta de dependiente
ni de esclava voluntaria
ni de mujer sumisa y solícita
pidiendo que le bajen la luna
o le aseguren el pan de cada día.
Soy rebelde
y muy mía
y fuerte
y no sé suplicar 
ni sentarme a esperar que venga la cuchara a mi boca
o la copa sin veneno 
que acaba de probar el fiel criado,
o el obsequio de un verso
que debe nacer libre
bajo mis contornos de musa improvisada.
No te preocupes:
Dejaré correr las aguas subterráneas
y las de la cima de esas cúspides nevadas
hasta que laven los vestigios
todos ellos
y podamos mirarnos sin asombro
largamente
como antes de pedir
lo que no debí pedir.

Mir Rodríguez Corderí

1 comentario:

Alfredo Cernuda dijo...

Debiste pedirlo aunque sólo sea porque te motivó a escribir estos versos. Un besote.