La tristeza.
Esa mano de gelatina que se estira
Hasta tocarte la dermis del alma.
Elástica.
Polímero incipiente que no respeta
Ni límites ni lugares vedados.
La tristeza.
Esa bufanda de arpillera
Que se va enroscando
En tu cuello
Hasta asfixiar la
laringe, la faringe
Y eructar llantos interminables.
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