viernes, 21 de junio de 2013

Réquiem del primer encantamiento





Autora: Mir Rodríguez Corderí



Veníamos pensándolo en secreto

Como artífices que somos del silencio

Dándole forma cada cual a su manera

Lejos del bullicioso colmenar inmenso

De voces, risas y pasos en la acera

Que es como decir: lejos de todo.

Felizmente evitamos  el intento

De esculpirnos antes en la cera

De  la imaginación. Y de ese modo

El impacto fue mayor y más intenso

La  realidad  fue mejor de lo que era

En la dual  fantasía del pensamiento.

Descendí pronta al ritual del  incienso

Y procuré  perfumar sobretodo

el aire-vendaval que nos trajera

esas ganas de hacer los dos un verso.

También el calendario se distrajo

-Las curvas que deforman el recodo-

Para tí  finales  de  primavera

Para mí invierno en su comienzo.

Las letras del  papel cayeron bajo

Se hundieron en un espeso lodo

Para brotar en blanca enredadera.

Un esfumino borró ya el recuerdo

Una campana que no tiene badajo

tocó un mudo final de cuasimodo

sin pascuas ni ansias ni  remedo.

No te reconozco si pasas a mi vera,

El afán por compartir se vino abajo.

No te sé ni me sabes. No me ves ni te  veo.

miércoles, 19 de junio de 2013

Letras color verde







Letras  color verde
Mir Rodríguez Corderí



Este saber que sabes.
Este temor vago, impreciso cuando estás. Cuando con sólo dirigir la mirada te veo, cuando eres a la vez desborde y cauce, expansión y  límite.
Mi desborde, mi cauce.
Mi expansión, mi límite.
Este temor que me cercena palabras, me quiebra pensamientos, me dispersa y me concentra, me sacude y me aquieta, me empuja y me frena.
Llego y estás y entonces ese sentimiento blando, irracional, gaseoso, comienza a penetrarlo todo con ese noséqué de ondulación
Impredecible.
Se dilata,  se contrae, se licúa en agua, se solidifica en hielo y vuelve de pronto a ser gas, tan expansivo él, tan invasor.
Y ahora que no estás.
Que ocupo tu sillón y tu escritorio.
Que el sol entra sin permisos ni concesiones previas y me roza los pies. Pero no estás.
Ahora que asumo mi real dimensión, mis cuatro fronteras- perplejidad de la razón cuando el bisturí mental opera en frío, con anestesia, con cálculo y método y regla y….razón al fin, cruda, desnuda, visión retrospectiva, análisis meditado, moderado.
Entonces, estás en lo cierto.
A veces, sólo a veces.
Quizás cuando la fuerza de tu concretividad  desaparece.
Cuando sólo la imagen en el recuerdo.
Recién allí, la calma, la mesura, la medida exacta de mi desmedida pasada.
Precisamente 4 horas y 13 minutos atrás.
Pero, de todas maneras y posiblemente porque ahora todo está tan iluminado, porque hay tanta claridad que  se hace necesario parpadear, cerrar los ojos y sentir , sólo sentir, el calor del sol sobre los pies, debajo de tu escritorio.
De todas maneras ¿Por qué? Si con sólo 8 dígitos puede ser tu voz y volverían a chirriar los engranajes.
No sé cómo decirlo.
No deben haberse convenido las palabras necesarias y carezco de lenguaje para esto.
Pero tú no necesitas mis palabras, ni escritas ni verbalizadas
Tú me sabes
Y eso no es en absoluto moderado
Quizás por esa sola razón, por esa potestad omnímoda tuya que atraviesa mi epidermis, que me avizora, me prohíbe, me permite, me explaya, me acota,  me modela aún sin quererlo, aún sin proponértelo
(los niveles de la subconsciencia, de lo mítico, lo mágico, lo inexplicable, todos ellos tan subterráneos y ocultos como poderosos e indomables. Tan infra voluntarios, ingobernables, inmoderados).
Mañana cuando llegue y estés, hagamos como que no escribí esto, que no lo leíste, que no había ninguna hoja con letras color verde.
Hagamos como que no marqué 8 dígitos y entonces tu voz y los engranajes  chirriando y que te dije que ibas a encontrar un sobre  en el cajón central de tu escritorio y que esta vez sí, esta vez era lo que creías el pasado 6.
No porque se trate sólo de un impulso.
Es mucho más que eso: es necesidad. Pensada. Fríamente pensada, a pesar del sol que ya me cubre el pecho, los brazos, las manos, la hoja, las letras color verde

martes, 18 de junio de 2013

Desde esta luna de hoy





Escúchame amor
Quiero que nunca dejes
De agostar mi voz.
Quiero que me digas
Que no te me irás
Antes de mi noche de tules
De mi compartir el cielo de tu ventana
De mi modelarte
Con un poco de mí
Durante esos meses
En que no seré sólo yo,
de mi traducir
A un idioma de miel
Y rosas blancas
Tus miradas tan mías.
Antes de que nazcamos
Y desnazcamos
Muchos amaneceres,
De que se entrecrucen
Mi tiempo de violetas
Y la eternidad dulce
Infinitamente dulce
De tus brazos de chico grande.
Quiero que te quedes, amor
Y entonces entres
Para no salir
En el aro de sol
Que rodeará mi dedo
Tuya (tiempo de mezclar
Nuestras sangres silvestres
Tiempo de brotarnos)
Habré de desparramar
A tu caricia
Mis cabellos
Estiraré toda vieja ternura
De nuestros cuerpos
En nuestra alfombra tilo
Y jugaré a explorar
Con mis manos
La selva panocha de tu cabeza
Mientras tu pipa
Nos pinte retratos de humo
Y nos llegue a la médula
El susurro estremecido
De una canción
Aún no elegida
Quiero que sepas, amor
Como estoy sabiendo
Desde esta luna de hoy
Que nos seremos por siempre

Mir Rodríguez Corderí

Verdad a medias


 
Recelo de la verdad
Dicha a medias
Como de aquél que nos sonríe
Mientras firma nuestra sentencia.
Supina agonía la de los que esperan
La otra parte de la revelación,
Como si les faltara el brazo
Teniendo mano,
Como un largo camino de regreso
Que desemboca en el final de la ida.
Recelando estoy de dos palabras
Que me son acceso al otro lado
Del desconocimiento: quédate tranquila

Mir Rodríguez Corderí