sábado, 31 de diciembre de 2011

TE DESEO QUE EN 2012.....


Te deseo que en el 2012
Amanezcas tus días con ganas de levantarte
Tomes tu desayuno en la mejor compañía
Le pases lista a tus pendientes de cada hoy con una mezcla de ansiedad por terminarlos y la voluntad necesaria para ello
Que cada nueva semana te traiga menos cosas que hayas dejado sin hacer
Que  al salir de tu casa mires más el cielo que el suelo
Que no te hagas daño
Que no perjudiques a nadie
Que te aceptes tal como eres sin inventarte paliativos perversos o mecanismos de defensa que lastimen a otros
Que tu conciencia funcione puntualmente y te evite errores
Que tengas verdaderos amigos, aunque sea sólo uno
Que seas verdadero amigo, aunque sea de una sola persona
Que aprendas a dar incondicionalmente, sin pausa y sin prisa
Que te moje la lluvia
Que te entibie el sol
Que huelas una flor
Que acaricies un animal
Que hagas sonreír a un niño
Que no empapes tu almohada de disconformidad
Que con poco te sientas cómodo y hasta feliz
Que des mucho
Que recibas lo justo
Y que al hacer todo eso, tu salud mental, física y emocional
sea excelente

MIR


viernes, 30 de diciembre de 2011

Mutaciones



Mutaciones
MIR

Primero era tan dulce que te empalagaba a veces
Intenté agriarme un poco y  me llamaste  dura
Si la realidad te lastimaba, a malvada descendía
De  tanto consentirte me convertí  con creces
En  sobreprotectora: asfixia pura.
Ahora  era igual que tú.  De pronto en nada coincidía
Así fui confundida  a lo largo de los meses
Ora dramática. Ora paladín de la mesura
Un día  sobraba y  al siguiente falta te hacía
De ti tuve tantos reclamos , tantos jueces
Que me vi obligada a cuidar de mi  cordura
Ayer nomás,  la madeja deshacía
Dejé irse a  los destratos,  los reveses
La miel y la hiel.  Ayer todo moría.

Tres años plagados de mentiras


Tres años plagados de mentiras
Por MIR


Tienes razón: ambos hemos mentido 

Y por motivos tan necios y egoístas

Que no hay reconquista ni redención.


Quizás nos toque pagar con el olvido

O con cada palabra de esas listas

Que se arman  para la expiación.


O quizás nos baste con lo sufrido

Por tantas falsedades conformistas

En nombre de la autocompasión.


Ambos hemos mentido y es la clave

Ya no vale extrañar: se lo  ha perdido

Ya no podemos entrar: no existe llave










*Ilustración: PAREJAS QUIMÉRICAS "LA 3ª SEPARACIÓN DE LA OREJA DE VAN GOGH" -Técnica Lápiz grafito/papel reciclado © QUIMÉRICAS-Q#-El Humor Criptográfico de Quim Paneque







lunes, 26 de diciembre de 2011

El geisho

El Geisho
Mir Rodríguez Corderí



Nunca había visto a un hombre tocarse como él.
Lo hacía con una delicadeza, con una cadencia, con tal  lentitud y ritmo, que más parecía un ritual que una masturbación en ciernes.
Si hubiera geishas masculinos – pensó ella- podría ser el mejor de ellos.
Esa maestría en ir excitándose con su propia mano, a cada palabra de ella, la calentaba aún más que sus propios dedos rozando el clítoris
Ella lo observaba en su monitor hipnotizada por la forma en que el entornaba su miembro con la palma haciendo círculos, sin siquiera rozarlo.
Tenues espirales que acompañaban pausadamente el crecimiento del mismo, la ligera hinchazón de la cabeza, el engrosamiento de las paredes.
Ella no tenía cámara web ni ahí ni en ese instante, por lo que él debía acudir a la imaginación.
Igual, desde las sombras, él la intuía tan apasionada y voluptuosa como realmente era, más allá de sus fotos, más allá de las interminables charlas que los habían llevado tantas veces al orgasmo.
Se gustaban medularmente, desde la cabeza hasta la planta de los pies.  Mismos gustos, mismo nivel intelectual, misma fantasía.
A veces saltaban de pronto de una conversación absolutamente aséptica, fríamente analítica a una creciente sensualidad  que generalmente introducía ella con algún chispazo de su genialidad para la lascivia y comenzaban la lenta escalada, sin pausa, hasta sentir la lujuria impulsando los humores, los líquidos y sembrando jadeos, suspiros, gritos ahogados por el placer.  No tenían la posibilidad de verse, sólo de escucharse, pero era harto suficiente.
Cada cual se engarzaba en el otro y sentía vívamente, como si de una realidad paralela se tratara, la piel, el olor, el temblor, el calor, la suavidad, la humedad de ese crescendo de impudicia e incontinencia que invariablemente concluía en que ambos percibían la eyaculación del otro como si fuera propia.
Circunstancias inmanejables los separaron abruptamente de la sexualidad distal.
Ella lo lleva secretamente guardado en la valijita de los recuerdos: es su geisho.  De nadie más.  Lo mima, lo cuida y lo sumerge en la más absoluta concupiscencia cada vez que la impudicia la lleva a tocarse los senos y la vagina en busca de la extenuación

sábado, 24 de diciembre de 2011

Su Némesis.


Su Némesis
Mir Rodríguez Corderí


Era joven.  No era del todo fea.  Vivía en una republiqueta latinoamericana de las más pobres.
País sufrido, eso sí.
Tenía un macho que la mantenía, dos pequeños de por medio, necesidades básicas cubiertas.
Se las pasaba casi todo el día en internet, tuiteando a lo loca, atrayendo cuanto animal masculino hubiera por ahí.
Abusaba de citas sexuales, posiblemente porque siempre llaman la atención y son un perfecto estereotipo  para pasar por superada, cosa que resulta cual miel para los maníacos sueltos por ahí. 
Sintió una suerte de compasión por  él desde un principio.
Mayor, se definía decadente aunque parecía vivir mejor que ella,  con algún que otro conocimiento que podía ayudarla y, a futuro, quizás, un ingreso más en su cuenta bancaria, ¿quién podía negarlo? Todo era potencialmente posible.
Igual deseó sacarle algún jugo ya, sin esperas
Marita no conocía de postergaciones.  Ella exigía. 
Y Pancho no iba a ser la excepción.
El era culto.  Tenía una forma de escribir que la halagaba, la hacía sentirse “personaje”.  Le contó del maltrato, para ser coherente con la impronta de su propio blog, donde había varios posts que aludían al acoso moral y hasta físico de su marido, cosa que era absolutamente falsa, pero servía como anzuelo para incautos. Presentía –y muy bien- que a él lo sensibilizaría algo así y que podía ser un punto más a su favor en la seducción que ejercía sobre Pancho.
Con el tiempo, cayó a sus pies como algunos otros.
No fue difícil mantenerlo interesado unos meses.
Casi desde el principio y sin demasiada antesala romántica comenzó el cibersexo donde él podía dar rienda suelta a su morbo, sin límites.
Marita sabía que ahí estaba la clave para tenerlo interesado.
El primer viernes de diciembre la desilusión cayó vertical, como acostumbra, e hizo un gran agujero en la tierra de ambos. 
Lo cierto es que él enfermó, no estuvo para nadie ese día, tampoco al siguiente.
Ella no dejó de manifestarse por su twitter, tan obviamente pornográfica  como siempre, con alusiones realmente burdas, pero terminó borrando todo al día siguiente y reemplazándolo por algo críptico que yo entendí completamente.



El no escribió ni ese día ni al otro.
Marita, adicta a internet mucho más que al sexo, le dejaba frases sin mentarlo, ora apasionadas, ora rencorosas y francamente vengativas. El las sufría calladamente. 
Ella, para calmarse y dejarlo tranquilo  necesitaba reemplazarlo por algún otro iluso  que la hiciera sentirse una mujer especial, cosa que le resultaba harto difícil, porque hombres  del mismo nivel intelectual que Pancho no descienden tan bajo. 
Y ella estaba muy por debajo de la línea.

El corazón tiene razones que la razón no entiende, que se vuelven muy poderosas cuando se las mezcla con la promiscuidad  y sus perversiones, sumadas a una soledad y a una estructura enfermiza convencida de la inutilidad de casi todo.

Paliativos que le dicen.


Dijeron que fue un pre-infarto

Yo, que lo conocía muy bien, estoy segura que fue otra cosa: lo que sucede cada vez que juegas tiempo de descuento a una edad donde debieras cuidar mucho tu plano emocional,  quedarte en la cama mirando  películas o jugando tu video juego favorito.

Marita siguió tuiteando a su aire.
No perdía oportunidad en lanzarle alguna que otra indirecta.

Yo decidí ser su Némesis.  Y así le fue.



sábado, 10 de diciembre de 2011

Tiempo y distancia





Tiempo y distancia


Quiero que sepas, querido
Que por amor venceremos
Tiempo y distancia

Que nunca llegará el olvido
A borrar nuestros rostros
De los espejos del alma

Siempre me tendrás contigo
Porque en tu piel he grabado
Mi caricia enamorada.
Siempre te tendré conmigo
Porque en mi sangre has sembrado
La flor de una esperanza

Quiero que sepas, querido
Que por amor venceremos
Tiempo y distancia

Mir Rodríguez Corderí